Cuando un nene pierde su diente el ratón perez viene por las noches a llevarse el diente que dejó bajo la almohada y deja dinero como recompenza por el obsequio recibido, por lo menos esta es la historia que los padres le cuentan a sus hijos.
El verdadero ratón perez, en realidad, el conde Genaro Perez de Asturia, al cual apodaban ratón por su prominente dentadura y siniestra vestimenta con grandes tapados de pieles de jabalí, que lo volvian similar a un pequeño ratón pero de una forma escalofriante, vivió en el siglo XVII en Andalucía, España. Vivía en un castillo alejado del pueblo del cual solo salía cada noche del primer viernes de cada mes.
Una noche, un grupo de granjeros, escucharon lo que parecían ser quejidos desgarradores de algún tipo de animal desde un granero abandonado en una de las fincas de un adinerado citadino, el cual no aparecía mucho por el campo.
Al decidir entrar, armados para enfrentarse a cualquier cosa, se encontraron con una escena horrible, el conde se hallaba en el suelo, cubierto de sangre en una posición casi demoniaca, desgarrando poco a poco con sus garras la carne de la mandíbula de un niño de 7 años de edad, intentando sacar sus dientes, huesos y cartílagos para sus experimentos a fin de transformar el calcio virgen y de poca antigüedad en oro.
Los granjeros shockeados por la escena, comenzaron a disparar hacia los rincones con la mente perturbada por tal atroz imagen.
Una bala entró justo en el corazón del conde, poniendo fin a su vida terrenal.
Sus últimas palabras fueron "solo durante el sueño profundo sus hijos estarán a salvo de que yo me lleve el oro en sus huesos, el resto del tiempo, yo estaré al asecho y jamás descansaré"
Así es como el alma del ratón perez asecha por las noches en cada casa cuando el leve hedor a calcio lo atrae. Si el niño duerme, el será gentil, dejará el equivalente en dinero al oro que podría transformar de sus huesos, pero si el niño no duerme... bueno, ya saben lo que pasa.
El verdadero ratón perez, en realidad, el conde Genaro Perez de Asturia, al cual apodaban ratón por su prominente dentadura y siniestra vestimenta con grandes tapados de pieles de jabalí, que lo volvian similar a un pequeño ratón pero de una forma escalofriante, vivió en el siglo XVII en Andalucía, España. Vivía en un castillo alejado del pueblo del cual solo salía cada noche del primer viernes de cada mes.
Una noche, un grupo de granjeros, escucharon lo que parecían ser quejidos desgarradores de algún tipo de animal desde un granero abandonado en una de las fincas de un adinerado citadino, el cual no aparecía mucho por el campo.
Al decidir entrar, armados para enfrentarse a cualquier cosa, se encontraron con una escena horrible, el conde se hallaba en el suelo, cubierto de sangre en una posición casi demoniaca, desgarrando poco a poco con sus garras la carne de la mandíbula de un niño de 7 años de edad, intentando sacar sus dientes, huesos y cartílagos para sus experimentos a fin de transformar el calcio virgen y de poca antigüedad en oro.
Los granjeros shockeados por la escena, comenzaron a disparar hacia los rincones con la mente perturbada por tal atroz imagen.
Una bala entró justo en el corazón del conde, poniendo fin a su vida terrenal.
Sus últimas palabras fueron "solo durante el sueño profundo sus hijos estarán a salvo de que yo me lleve el oro en sus huesos, el resto del tiempo, yo estaré al asecho y jamás descansaré"
Así es como el alma del ratón perez asecha por las noches en cada casa cuando el leve hedor a calcio lo atrae. Si el niño duerme, el será gentil, dejará el equivalente en dinero al oro que podría transformar de sus huesos, pero si el niño no duerme... bueno, ya saben lo que pasa.
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